martes, 12 de mayo de 2009

Cuando ves pasar el tren...

Muchacho: ¿Vio cuando esta parado en el andén y pasar el tren? Si mira un poco, de golpe pasan un montón de caras… como una catarata. El tren se termina y de todas esas caras hay un par que le quedan grabadas, pero grabadas en detalle, eh… por lo menos por un rato, porque esas son las caras en que uno encontró algo…No sé… no es fácil explicarlo… Yo no iba buscando, pero miraba.

M: Lo que en mi casa no faltaba nunca, eran argumentos para convencer... Y claro, yo tenía ganas de creer…

M: O alguien baja del tren, y cuando ve irse a ese flaco de pulóver rojo descubre algo conocido en la forma de caminar, de balancear los brazos, algo así como exagerado… así, como camino yo… Y a mí me dolía. Sin saber bien por que. Me dolía ver como el tipo se iba…

M: A los 16 años me enteré. Me decían que si, que era verdad que era adoptado, pero que no me habían dicho nada para cuidarme… ¡Para cuidarme me decían…! Y bueno, yo les quería creer…

M: O cuando ya está sentado en el tren… En un momento, de tanto mirar ese mar de caras, ve a alguien que se acomoda ese mechón de pelo detrás de la oreja. Pelo lacio y oscuro como el mío…¡Me pasaba de estación… me olvidaba de bajarme mirando una oreja!

M: Me dijeron que mis verdaderos padres me habían abandonado, que nadie reclamó por mí nunca, que nada bueno se podía esperar de gente así, que abandona a su hijo… Y yo todavía tenía ganas de creer…

M: Cuando encontré mi identidad, me encontré a mí y a mi familia. Abuelas, primos y tíos que sí me buscaban, cambiaron de sentido mis viajes en tren. Ahora si miro una cara es porque me gusta, o porque algo en ella me llama la atención, ¡o porque descubrí que me encanta mirar a la gente…! Cambiaron de sentido mis viajes… Dejé de buscarme en los pasajeros. Sin verme solamente a mí, empecé a disfrutar de verlos a ellos… (Sonrisa satisfecha, feliz, un poco como avergonzado)

Bajan luces hasta apagón total

(Obra de Malena Tytelman)

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